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Ana Minieri Psicóloga clínica y psicoterapeuta en Barcelona

”Más de treinta años de experiencia en asistencia y tratamientos psicológicos en Barcelona.”

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Las personas que han realizado una experiencia psicoterapéutica de línea dinámica saben que se trata de un proceso largo, ya que se intenta revisar funcionamientos de la personalidad del paciente que pueden estar muy anclados en la construcción de su identidad. En ocasiones, en la relación psicoterapéutica se dan episodios paradójicos en el sentido que la persona que solicita ayuda para cambiar se comporta boicoteando el trabajo psicológico requerido y comprometido.
En este escrito quiero centrarme en aquella situación psicoterapéutica que se da con algunos pacientes y tras un período significativo de haberse iniciado la relación profesional, en la que se produce la paradoja de que quién busca ayuda para sentirse mejor, entorpece inconscientemente la función que ejerce la psicóloga clínica. Un ejemplo de ello sería el no venir a la sesión sin motivos que lo justifique, o el buscar un tipo de relación con la psicoterapeuta que vaya más allá de la relación de trabajo. De este modo, la relación terapéutica se va impregnando de contenidos de motivación inconsciente que pueden producir confusión y ponen en riesgo la continuidad de la psicoterapia.
En el ámbito de la psicología clínica se sabe que la mejor actitud para promover cambios personales en el paciente, es aquella que le motiva a consultar y pedir hora. De entrada, esta decisión ya supone una movilización emocional interna, que se traduce en una acción externa como es la demanda de ayuda a una psicoterapeuta especializada. En esta situación se refleja cómo el paciente está abierto a vivir el nuevo contacto relacional, y a partir de ahí esa incipiente relación puede evolucionar de diferentes formas. Recordemos que el compromiso de iniciar una psicoterapia con una psicóloga clínica y psicoterapeuta se hace en base a dos elementos fundamentales: Uno, se refiere a las expectativas de mejora que tiene el paciente en cuanto a la mitigación de su sufrimiento y el incremento de su capacidad para resolver conflictos internos y externos. El segundo alude a la información que ha recibido previamente por parte de la profesional, sobre el procedimiento o reglas a seguir para posibilitar el trabajo psicológico continuado en base a la relación terapéutica.
Así pues, a medida que la relación de trabajo avanza también aumentan las posibilidades de que se manifiesten aspectos del paciente más infantiles, que constituyan obstáculos para continuar el proceso psicoterapéutico iniciado. La experiencia de la psicóloga clínica la lleva a entender que la tarea en ese contexto tiene dos objetivos: mantener su función profesional y en base a ella, comprender la comunicación inconsciente que le brinda el paciente y devolvérsela con palabras en el “aquí y ahora” de la relación y de la sesión terapéutica, para que el paciente pueda hacer una nueva reflexión sobre sí mismo y sobre lo que está ocurriendo en la relación terapéutica. Esta pauta ha de tratarse y repetirse tantas veces como requiera el comportamiento del paciente, teniendo en cuenta que, si ambos componentes no hacen una adecuada contención, el tratamiento psicológico puede romperse.

Así pues, en términos especializados se consideraría que la relación terapéutica contiene dos partes: una, es la parte de la relación madura y adulta en la que se apoya la confianza mutua y el compromiso de trabajo para conseguir una mejora gradual en el estado emocional del paciente. La otra parte va apareciendo a medida que se despliega el proceso terapéutico y se va constituyendo a partir de la infiltración de componentes emocionales inconscientes, organizados en la infancia del paciente y que buscan repetirse en la relación psicoterapéutica actual. Es la relación transferencial, cuyos contenidos han de ser verbalizados, reflexionados y comprendidos para transformarlos en recuerdos identificables por el paciente para ser recordados, y dejen de ser experiencias que pugnan por ser vividas repetidamente y fuera de contexto con las correspondientes alteraciones que puedan acarrear.

Ana Minieri
Ana Minieri | Psicóloga clínica y psicoterapeuta en Barcelona

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