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Ana Minieri Psicóloga clínica y psicoterapeuta en Barcelona

”Más de treinta años de experiencia en asistencia y tratamientos psicológicos en Barcelona.”

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Los seres humanos deseamos ser felices, y a menudo creemos que nos lo impide la experiencia de sentir ansiedad, entendida como aquella inquietud o temor difuso, sin objeto y sin causa conocida por el sujeto que la siente. Tenemos poca tolerancia a la ansiedad y buscamos quitárnosla de encima rápidamente y mal. Resulta difícil hacer un planteamiento inverso, es decir, si conseguimos procesar adecuadamente la ansiedad y captar su función comunicativa, entonces podremos ser más felices.

day 017.Sabemos que las experiencias de necesidad y deseo suponen una tensión que tiende a romper la estabilidad y el equilibrio del sistema emocional del individuo y, de alguna manera, reflejan una vivencia de la pérdida de un objeto, que originariamente es de orden sensorial y gradualmente pasa a ser más diferenciado del Yo, más real, concreto o abstracto.  Para bien o para mal, este sufrimiento ligado a la vida nos empuja a hacer algo para volver a encontrar el equilibrio, y esos pasos que vamos dando buscando la gratificación, al nivel que sea posible, conforman una parte significativa de la trayectoria vital, del crecimiento de cada uno de nosotros. No obstante, también hemos de considerar que las necesidades y los deseos de cada persona constituyen una fragilidad y puede representar su caída al precipicio, al vacío. Algunos sectores del contexto social conoce bien esta situación, por lo que será utilizada para su manipulación con campañas de marketing, que tratarán de  presionar y engatusar a los individuos para que participen activamente de la sociedad consumista, con el despropósito de intentar aumentar la tensión del deseo, en vez de mitigarla.

Así pues, las necesidades y los deseos de las personas constituyen una de las fuentes primarias y fundamentales del sufrimiento humano. Desde mi punto de vista, un indicador de salud mental es cómo el propio individuo aprende a gestionar y  tratar sus necesidades y deseos, si es capaz de identificarlos y tener conciencia de los mismos, de interpretárselos, comprenderlos e interactuar con el medio para modificarlos, recreando simbólicamente las primeras pautas y modelos relacionales. O si, en el peor de los casos, lo que aprende es defenderse de sus necesidades negándolas, proyectándolas, o incluso desarrollando un falso self (Winnicott). Evidentemente, en todo ello habrá tenido un papel esencial las primeras experiencias de relación del bebé con la madre y/o padre cuidador.

Je m'attache à mon papaLa experiencia del hambre, como paradigma de las necesidades del ser humano, conecta al bebé con la realidad externa, el hambre actúa como un estímulo de la ruptura de la armonía confusional y ensoñadora, que siente el bebé en relación con el entorno cuidador. La aparición activa de la madre conteniendo, interpretando y alimentando modifica el estado interior del bebé, de tal modo que, cuando esta experiencia se ha repetido suficientes veces en un contexto estable, entonces el niño asocia el hambre con la presencia de la madre alimentándole y reanimándole, por lo que el hambre queda vinculado al placer que proporciona la madre. La sucesiva reanudación de este ciclo posibilitará que, a partir de un determinado momento y ante la desagradable sensación de hambre, el bebé mentalmente realice la experiencia de satisfacción, que consiste en la anticipación fantaseada de la satisfacción. Este acto mental que constituye la base de la simbolización y del pensamiento, dará más fuerza al niño y le ayudará a modelar la sensación de hambre y, por tanto, le  permitirá tolerar más tiempo el malestar, le permitirá adquirir la capacidad espera, la satisfacción diferida. De esta manera, entenderíamos que la experiencia de  necesidad corregida posteriormente, se convierte en un elemento fundamental para el crecimiento y el aprendizaje, en la medida que el bebé ha de atender a la realidad externa y enfrentar su realidad interna.

Ana Minieri
Ana Minieri | Psicóloga clínica y psicoterapeuta en Barcelona

Si sientes la necesidad de hablar con un profesional especializado, puedes ponerte en contacto al teléfono siguiente 93.272.58.32, o bien, por mail anaminieripalau@hotmail.com. Realizo consultas a horas convenidas en Barcelona. Más información

Los seres humanos deseamos ser felices, y a menudo creemos que nos lo impide la experiencia de sentir ansiedad, entendida como aquella inquietud o temor difuso, sin objeto y sin causa conocida por el sujeto que la siente. Tenemos poca tolerancia a la ansiedad y buscamos quitárnosla de encima rápidamente y mal. Resulta difícil hacer un planteamiento inverso, es decir, si conseguimos procesar adecuadamente la ansiedad y captar su función comunicativa, entonces podremos ser más felices.

day 017.Sabemos que las experiencias de necesidad y deseo suponen una tensión que tiende a romper la estabilidad y el equilibrio del sistema emocional del individuo y, de alguna manera, reflejan una vivencia de la pérdida de un objeto, que originariamente es de orden sensorial y gradualmente pasa a ser más diferenciado del Yo, más real, concreto o abstracto.  Para bien o para mal, este sufrimiento ligado a la vida nos empuja a hacer algo para volver a encontrar el equilibrio, y esos pasos que vamos dando buscando la gratificación, al nivel que sea posible, conforman una parte significativa de la trayectoria vital, del crecimiento de cada uno de nosotros. No obstante, también hemos de considerar que las necesidades y los deseos de cada persona constituyen una fragilidad y puede representar su caída al precipicio, al vacío. Algunos sectores del contexto social conoce bien esta situación, por lo que será utilizada para su manipulación con campañas de marketing, que tratarán de  presionar y engatusar a los individuos para que participen activamente de la sociedad consumista, con el despropósito de intentar aumentar la tensión del deseo, en vez de mitigarla.

Así pues, las necesidades y los deseos de las personas constituyen una de las fuentes primarias y fundamentales del sufrimiento humano. Desde mi punto de vista, un indicador de salud mental es cómo el propio individuo aprende a gestionar y  tratar sus necesidades y deseos, si es capaz de identificarlos y tener conciencia de los mismos, de interpretárselos, comprenderlos e interactuar con el medio para modificarlos, recreando simbólicamente las primeras pautas y modelos relacionales. O si, en el peor de los casos, lo que aprende es defenderse de sus necesidades negándolas, proyectándolas, o incluso desarrollando un falso self (Winnicott). Evidentemente, en todo ello habrá tenido un papel esencial las primeras experiencias de relación del bebé con la madre y/o padre cuidador.

Je m'attache à mon papaLa experiencia del hambre, como paradigma de las necesidades del ser humano, conecta al bebé con la realidad externa, el hambre actúa como un estímulo de la ruptura de la armonía confusional y ensoñadora, que siente el bebé en relación con el entorno cuidador. La aparición activa de la madre conteniendo, interpretando y alimentando modifica el estado interior del bebé, de tal modo que, cuando esta experiencia se ha repetido suficientes veces en un contexto estable, entonces el niño asocia el hambre con la presencia de la madre alimentándole y reanimándole, por lo que el hambre queda vinculado al placer que proporciona la madre. La sucesiva reanudación de este ciclo posibilitará que, a partir de un determinado momento y ante la desagradable sensación de hambre, el bebé mentalmente realice la experiencia de satisfacción, que consiste en la anticipación fantaseada de la satisfacción. Este acto mental que constituye la base de la simbolización y del pensamiento, dará más fuerza al niño y le ayudará a modelar la sensación de hambre y, por tanto, le  permitirá tolerar más tiempo el malestar, le permitirá adquirir la capacidad espera, la satisfacción diferida. De esta manera, entenderíamos que la experiencia de  necesidad corregida posteriormente, se convierte en un elemento fundamental para el crecimiento y el aprendizaje, en la medida que el bebé ha de atender a la realidad externa y enfrentar su realidad interna.

Ana Minieri
Ana Minieri | Psicóloga clínica y psicoterapeuta en Barcelona

Si sientes la necesidad de hablar con un profesional especializado, puedes ponerte en contacto al teléfono siguiente 93.272.58.32, o bien, por mail anaminieripalau@hotmail.com. Realizo consultas a horas convenidas en Barcelona. Más información