El término “subconsciente” fue utilizado por Freud en sus escritos de finales del siglo diecinueve, en plena elaboración de una teoría del funcionamiento mental mecanicista, pero unos años después decidió desecharlo y sustituirlo por el de “inconsciente”. En la actualidad, se observa que, fuera del ámbito profesional especializado, existe una tendencia a perseverar en el uso de la noción de subconsciente como sinónima de inconsciente. En este escrito intentaré explicar algunos elementos de diferenciación entre ambos conceptos en pro de desmontar lo que a mi juicio es una confusión terminológica.
Es fácil entender que tanto el uso de la palabra “subconsciente” como la de “inconsciente” tiene la intención de hacer referencia a un significado común: la no consciencia de un contenido mental determinado, ya sea una intención, motivación y/o conducta. Esta perspectiva común de querer abordar lo no consciente, muy fácil de percibir, se convierte en el punto de partida para desatar la confusión, caer en la imprecisión del concepto “inconsciente”.
El prefijo sub de la palabra subconsciente hace referencia a que algo se halla debajo de otra cosa en el espacio físico. Así pues, en alusión a la mente significaría que el subconsciente es una parte concreta que se halla debajo de otra parte, que sería lo consciente, es decir algo por debajo del umbral de lo consciente. Esta perspectiva mecanicista supone entender la mente como algo concreto y localizable (¿sinónimo de cerebro?), en dónde que existirían diferentes zonas superpuestas unas sobre las otras. Además, de este enfoque se desprende que, implícitamente se establecen unos juicios de valor en el sentido que las zonas que están “debajo de” son menos relevantes que las zonas superiores.
Aunque las investigaciones de la neurociencia han podido explicar la correspondencia entre determinadas emociones y funciones cognitivas y su localización en determinadas zonas cerebrales (por ejemplo, las reacciones agresivas en la amígdala, las funciones reflexivas en las zonas frontales del cerebro). El uso del término inconsciente hace referencia explícita a “lo no consciente”, ya sea en cuanto a contenidos mentales (pensamientos, fantasías, sentimientos, etcétera) y en cuanto a un tipo de funcionamiento mental que escapa al control del Yo, pero no por eso resulta ser menos importante, al revés. El funcionamiento del sistema inconsciente determina la mayor parte de las conductas de las personas, ya sean verbales o actuadas, de ahí su máxima relevancia.
En síntesis, subconsciente es un tipo de nomenclatura que se deriva de una teoría que alude a lo concreto y material, en un pretendido intento de ajustarla a un concepto de ciencia positivista. Mientras que, inconsciente es un término que encubre una perspectiva dinámica del funcionamiento mental con unas características que le son propias, y lo distinguen del otro tipo de funcionamiento mental que es el sistema consciente.